Ilustración de Carmen Tischler. Microrrelato de Kiko Nuez.
Metió el barco en la botella y un temporal lo echó a pique.
El marinero se ahogó y el mar se quedó sin horizonte, pues ya nadie podía mirarlo.
Y sin horizonte no hay alma, ni sirve la vela, ni sopla el viento.
Y sólo quedó el perfume de ron en la playa, al fondo de la botella,
como en un desierto. (Kiko Nuez)
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